Sin parar.
Hemos tenido un fin de semana muy intenso pero contenta porque vamos retomando el monte poco a poco con Maia.
El sábado pasamos todo el día en Sestao, un locuron. Fuimos a visitar a unos amigos y ahí estuvimos de pikoteo y viendo como las enanas la gozaban jugando, bailando y saltando.
Y el domingo hicimos día de monte. Subimos al Munarrikolanda, al lado de casa, algo suave para las pekes. Hizo un día perfecto, buen tiempo y sin mucho calor.
Salimos desde el cementerio de Berango, caminata tranquila viendo a los caballos y llegando a la zona donde se ve todo Sopela y el mar, unas vistas espectaculares.
Cuando ya llevábamos una horita y algo Maia empezó a pedir brazos, momento de dar media vuelta y parar en el txabolo del tío Asier para hacernos unas fotos.
Después del monte unos potes y unas rabitas y para casa bien contentos.
Por la tarde sesión de cocinillas y de nuevo pan de centeno que me quedó tostadito y riquísimo.
El sábado pasamos todo el día en Sestao, un locuron. Fuimos a visitar a unos amigos y ahí estuvimos de pikoteo y viendo como las enanas la gozaban jugando, bailando y saltando.
Y el domingo hicimos día de monte. Subimos al Munarrikolanda, al lado de casa, algo suave para las pekes. Hizo un día perfecto, buen tiempo y sin mucho calor.
Salimos desde el cementerio de Berango, caminata tranquila viendo a los caballos y llegando a la zona donde se ve todo Sopela y el mar, unas vistas espectaculares.
Cuando ya llevábamos una horita y algo Maia empezó a pedir brazos, momento de dar media vuelta y parar en el txabolo del tío Asier para hacernos unas fotos.
Después del monte unos potes y unas rabitas y para casa bien contentos.
Por la tarde sesión de cocinillas y de nuevo pan de centeno que me quedó tostadito y riquísimo.
Comentarios
Publicar un comentario