Entrevistas de trabajo

Nunca he tenido miedo a las entrevistas de trabajo, siempre he sabido lidiar con ellas y la mayoría de las veces he ido muy segura a ellas. Sé cómo afrontarlas, he hecho muchísimas en vida y simplemente sé que cuando me presento a un puesto es porque sé que soy capaz de hacerlo. Soy buena currela, aprendo rápido, soy disciplinada, seria y sobre todo me gusta hacer bien mi trabajo y que la gente quede contenta.

Solo una vez, que yo recuerde, he ido nerviosa a una entrevista y fue el año pasado. Era el curro de mi vida, era capaz de hacerlo, podía haber tenido un curro espectacular pero los nervios me jugaron una mala pasada. Tan mala que llegué a tartamudear en la entrevista y la imagen que di no fue muy buena. Salí decepcionada conmigo misma y triste, sabía que no les había causado buena impresión y me sentí fatal por ello. Al llegar a casa les envié un email de disculpa por mis nervios, aunque sabía que no iba a servir de mucho.

Hay entrevistas que son eternas y cuando digo eternas es porque el proceso de selección es largo, de meses incluso. Eso me paso en uno de los trabajos que tuve, entrevista presencial, otra en inglés, test, vuelta a entrevistas en la propia empresa y por fin eres seleccionada. Es un horror ese tipo de procesos de selección porque se pasa mal en la espera.

Pero luego hay otros que son de menos de 10 minutos. Necesitan algo concreto, vas, explicas tu CV, haces una prueba y te llaman al día siguiente para empezar a trabajar. En la mayoría de las entrevistas que he hecho de este tipo lo tenían claro, quieren algo para ayer, son ETTS y el cliente lo quiere ya.  No hay margen para negociar, lo tomas o lo dejas.
Hoy en día no tenemos derecho a quejarnos, es trabajo.

Lo peor es cuando ves una oferta en la que encajas y pone “mayores de 30 no”. Me mata.

Así es la vida, mañana empiezo (hoy, porque lo acabo de publicar). Empiezo a trabajar y por la tarde tengo otra entrevista de trabajo. ¿Será para algo de más tiempo o para un minijob? Que más da, esto es lo que me ha tocado y tengo que coger lo que me salga.

Egun on.