Puente de cárnicos y colesterol.

Este puente iba a ser un puente de relax, de tranquilidad. No teníamos ningún plan, solo hacer una visita a la familia de Ordizia y Lazkao y el jueves visita a la Azoka de Durango a comprar un par de cosas, pero el resto iba a ser de relax hasta que unos amigos nos invitaron a su casa en Cespedosa de Tormes, Salamanca.



Era un poco paliza, pero al final decidimos salir directos el jueves nada más terminar la visita a la Azoka. Compramos el nuevo disco de Berri Txarrak en vinilo y unos de remember como Lin Ton Taun y Dut, comimos y carretera.

Llegamos a Cespedosa a las 20h, ya nos estaban esperando con el fuego listo para cenar y madre mía… Nada más llegar vinito y bien de cerdo. ¡Estaba todo de morir! Pluma, bola, chorizo y salchichas para exportar. Las enanas se pusieron hasta arriba de comer mientras saltaban y brincaban por todas partes. Fuimos a la cama rodando.

Al día siguiente para el desayuno jamón que estaba de muerte, unas tostaditas, con aceite y tomate con jamón, eso es lo que me gusta para empezar la mañana. A ver, para alguien que lleva toda su vida cuidándose, unos caprichos de estos dan media vida, por menos a mí.
Después de desayunar nos fuimos a dar un paseo y a dar de comer al “pacallo” que diría Maia.




Y de ahí a Guijuelo a ponernos ciegos a tapas. Había morros, rabo, oreja y lengua. Yo sin dudarlo pedí lengua, primero porque me encanta y segundo porque el resto no me va mucho. Pues mi tapa entera de lengua, que era hermosa, se la comió Maia, tuvimos que pedir otra para poder probarla.

Por la tarde vuelta a casa y a cenar más cerdo, ayyyy estaba a puntito de reventar, pero es que estaba todo tan bueno. Esa noche le dimos a la morcilla que estaba muy rica, y eso que yo no soy nada fan de la morcilla, es algo que nunca pediría, pero esta estaba muy buena.
Al día siguiente pusimos rumbo a Salamanca, nunca había estado y tenía ganas de visitarla, la verdad que la parte vieja me pareció preciosa.
Fuimos dando un paseo alrededor de la catedral y vimos lo típico, la Casa de las Conchas, la Universidad de Salamanca y su rana, la catedral con el Astronauta, etc.




Buscando la rana como tontos


Y de ahí a comer, fuimos a dos bares muy típicos, quería patatas meneas si o si y además nos pedimos una tapa de paella que estaba de morir.





De ahí fuimos al Bar Cervantes en la plaza mayor y pedimos dos tapas de patatas con chichas y otras con beicon, bufff como estaba aquello. Comimos en otro más y para casa, de camino al coche, como somos así nos perdimos, ninguno sabíamos muy bien en que punto nos habíamos perdido y donde estaba el coche, somo así, después de una caminatilla encontramos los coches.

Estábamos un poco saturados de carne y esa noche nos íbamos a dar un homenaje vegetariano. Ensalada, calabacín, berenjena, pimiento verde, setas y cebolletas a la parrilla, estaba todo delicioso.

Ha sido un gran puente improvisado y volvería a repetir sin dudarlo pero con bien de almax en la maleta y digestivo. 

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