Yoga en familia, primeras impresiones.

Hace unas semanas cuando iba a recoger a la enana al colegio vi un cartel que anunciaba la apertura de un centro de Yoga, esa semana eran las jornadas de puertas abiertas y te podías informar el día de inauguración.
Justo ese mismo día mi amiga Naiara, que es una experta en Yoga y encima ahora es vecina, me dijo lo del centro y que ella iba a ir a la inauguración. No me lo pensé mucho, allí que fui con Maia.

Antes de nada, os pongo en antecedentes de cómo es Maia. Es independiente, le gusta estar a su aire, inquieta, MUY movida, exploradora y necesita tener actividad para canalizar toda su energía. Por lo que meterla en un sitio cerrado mucho tiempo, sin que nadie le esté enseñando cosas (como por ejemplo en el cole) es algo arriesgado.
Por favor, que no me vengan las/los del comentario típico: ¡pues como todos los niños de 2 años!
No, como todos los niños no y en este relato vais a daros cuenta del porqué.

Fuimos a la inauguración y menos mal que Naiara estaba conmigo para entretenerla, no paraba un segundo y como soy como soy, me apuro, no quiero que inquiete a otros niños que están tranquilos y prestando atención, me pongo nerviosa y lo paso mal. Porque seamos realistas, si tienes a un niño que está constantemente quitando juguetes, tirando cosas, etc a tu lado, llega a molestar. Y por mucho que te digan lo de: ¡relájate! ¡disfruta! Pues no puedes.


Al final la inauguración estuvo bien y gracias Nai pude disfrutar un poco, Maia hasta llegó a participar en uno de los juegos. Me informé de qué clases de Yoga me vendrían bien y me dijeron que probara Yoga en Familia que está pensado para las madres. Es para que podamos hacer Yoga con los peques y que ellos a medida que nos ven nos vayan imitando.

Lo que debe ser el Yoga en familia

Hoy ha sido la primera clase y el balance no ha sido positivo, no por la clase sino por el estrés que me ha llegado a causar Maia, no os digo más que he salido con dolor de cabeza.
Hemos entrado y al principio muy bien, éramos 4 madres con sus peques, Maia riéndose, saludando a los peques y corriendo de aquí para allá.

Ha empezado la clase y he flipado, todos los peques sentados al lado de sus madres y así han estado ¡toda la clase! menos Maia claro.
No he podido relajarme, ni centrarme en los ejercicios, ni hacer bien las posturas, ni nada. Maia está en el punto del aburrimiento, ha empezado a pedirme que no hiciera las posturas: ¡ama no, déjalo! (sin parar).
He seguido haciendo mis respiraciones y ha llegado la fase de Maia de voy a saltar encima de ama.
Lo que ha sido mi Yoga en familia

Siguiente fase: ¡a la calle! Así, a grito pelado. Y si no teníamos más, una de las peques la ha tirado del pelo y ya el llanto no ha parado en los siguientes 45 minutos. Entre llanto y llanto he conseguido que Maia me imitara un par de posturas, pero no ha durado mucho.Las otras madres han podido hacer los ejercicios, porque sus peques estaban sentados, cosa que me alucina, eso sí, relajarse no creo, con tanto ¡ama no! ¡a la calle!

Al final hemos hablado un poco sobre los peques y si, cada peque es un mundo. Les he explicado que Maia tiene tanta energía que necesita correr, jugar, mirar cuentos, dibujar, necesita estar haciendo alguna actividad sino se inquieta y pasa lo que ha pasado hoy.

Voy a probar una segunda vez, espero que sea diferente, eso sí, me voy a llevar una mochila llena de cuentos, espero que al menos salga diciendo algo más que ¡a la calle!

Nadie dijo que esto iba a ser fácil ¿no? 😊


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