¡Señorita Cifuentes a testificar!



Hoy os traigo un relato singular, trágico (para algunos), gracioso (para otros), caótico y con casualidades.


27 de junio de 2009 y Ster, Alaitz y yo íbamos a dar una vuelta por fiestas Mungia. Decidimos retirarnos pronto, creo que recordar que al día siguiente queríamos ir al Monte, con lo que no queríamos liarnos mucho. De camino al coche vemos una pelea, había un corrillo de gente y dos peleándose a guantazo limpio hasta que de repente oímos un grito: “¡Mi oreja! ¡Me ha arrancado la oreja!”

El agresor en cuestión se fue tan tranquilo y la gente empezó a dispersarse. El otro chico de la pelea estaba sangrando y se tiró en el suelo gritando y llorando junto a nosotras.
Como somos así, decidimos ayudarle, Ster y Alaitz le ayudaron con pañuelos a limpiarse y yo decidí llamar a la policía. No conocíamos de nada a ese chico ni por qué se habían peleado, pero estaba sangrando mucho y a nadie parecía importarle.

Mientras esperábamos a que viniera la policía el chico solo era capaz de pensar (y aquí viene mi cabreo) en su droga, llevaba droga y quería que se la guardáramos ¿WTF?, cogí lo que tenía y lo tiré por la alcantarilla, ¿estamos locos?, ¿te estás desangrando y solo piensas en eso? Así ibas majo.
En fin, que llegó la policía y les contamos lo que habíamos visto, les dije que le habían mordido la oreja en una pelea y al ver que sangraba mucho decidimos ayudarle. Un policía intentaba hablar con el chico sin mucho éxito, estaba más para allá que para acá y el otro se puso a mirar por el suelo cuando de repente dice por el walkie: “hemos encontrado el trozo de oreja”
¡Aquello parecía el CSI de Mungia!
Total, que se llevaron al chico en ambulancia y nosotros pudimos irnos a casa.

Pasaron los meses y nosotras ya nos habíamos olvidado del asunto hasta que en Diciembre ¡ZAS¡ llega a mi casa una Cédula de Citación.


Acojona ver Cédula de citación (con tono de película de miedo…)



No podía creerlo, ¿me llamaban para testificar? Lo raro es que recibí una llamada del abogado del agredido, me dijo que había conseguido mi número de teléfono por la policía y que si quería me podía llevar a declarar. A ver, no conocía de nada a ese tipo y me pareció todo muy raro. Le di las gracias y le dije que ya iría yo por mi cuenta.

El 7 de enero de 2010 tuve que faltar al trabajo unas cuantas horas por este asunto. Trabajaba en Lamiako y tenía que ir hasta Bilbao y coger un tren que me llevara a Gernika.
Después de casi 2 horas llegué, declaré y me volví. No sin antes preguntar donde podía reclamar que me abonasen el transporte, encima de que cobro una miseria me tengo que dejar la pasta en declarar en algo que ni me va ni me viene.


Pensaba que todo había acabado, ¡pero no! Me vuelven a llamar para finales de enero, vuelvo a ir y mira tú por donde el juzgado está en huelga, no salía de mi asombro, me citan para declarar otra vez y ¡están en huelga!
Me vuelvo al curro con un cabreo monumental y mientras me dediqué a llamar por teléfono al Gobierno Vasco para poner las reclamaciones del viaje y de haberme citado un día de huelga.


Y me vuelven a citar el 3 de febrero de 2010, solo quería que aquello acabara, qué coñazo. Parecía que sí, ya se iba a terminar todo, no sin antes volver a Gobierno Vasco a reclamar mis 3 viajes, los cuales nunca me pagaron.

Pasan los años y en noviembre de 2012 Jon y yo decidimos irnos a Londres 4 días, fue un viaje guapísimo que ya os contaré en otro post. Al volver de Londres teníamos que pasar por la garita y cuando le doy el pasaporte dice el de la garita: “La tenemos. Usted póngase en esa pared”
¡No sabéis que miedo! Jon diciendo “¿Que has hecho?” ¡NADA! No había hecho nada y no sabía por qué me retenían. Cuando se fue todo el mundo me entregaron otra cédula de citación, habían pasado dos años, ¿cómo me iba a imaginar que era por el asunto de la oreja?
Pues sí, era por ese asunto.

Tenía que estar al día siguiente en el juzgado. En la puerta me encontré con Ster, al contarle todo el día anterior decidió acompañarme porque la pobre estaba preocupada. Al entrar me vino todo a la cabeza, ahí estaba el chico sin oreja, claramente le reconocí por eso.
Es acojonante, te tienen ahí al lado de la victima y del agresor viendo tu cara. A ver, que no eran buena gente, que esos se quedan con tu cara y si declaras algo chungo a saber qué hacen. Llamadme peliculera, pero podría haber pasado.
Laura Cifuentes pase” y ahí que entro yo toda tranquila y no se me ocurre otra cosa que saludar así “Aupa”.

Para qué queremos más, bronca al canto del juez ¡jaja! ¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mí? “Señorita, esas no son maneras de saludar a un tribunal”
Agaché la cabeza y dije: “Perdón, buenos días”
Que miedo, ya pensaba que me iban a juzgar a mí.


Y ahí quedo todo, testifiqué y me fui a mi casa.

El caso, es que este fin de semana he estado en Madrid y me dio tiempo de ver a unos antiguos compañeros de colegio. Y así, como quien no quiere la cosa aparece Diego, me da dos besos y me dice: “yo te llamé a declarar en un juicio

¿Ein? No entendía, hacía años que no le veía, yo vivo en Sopelana y el en Madrid, es cierto que me había enterado hacía poco que estuvo viviendo en Bilbao, pero no sabía ni donde ni a que se dedicaba.
Total, que me dice: “Si, para un juicio de una pelea en Mungia. Cuando vi tu nombre dudé, pero cuando vi que habías reclamado los viajes ya dije, es Cifu. Nunca había visto a nadie reclamar los viajes para un juicio”
¡jaja! Yo soy así, guerrera siempre.

8 años después, me entero de que un antiguo compañero de colegio de Madrid fue el que redactó todo para llamarme a testificar en un juicio en Bilbao por una pelea en Mungia.
¿Es para quedarse loco o no?
¿CUÁNDO VA A DEJAR DE PERSEGUIRME ESTE JUICIO? ¡jaja!
Solo sé, que es la última vez que hago de buena samaritana en algo así.

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