Rutas por Larrun-Urdazubi-Orgi-Irati, vaquilla asesina y un hombre pez.
A nosotros nos encanta el monte a nuestra manera, lo digo porque no somos profesionales y antes solíamos hacer nuestras rutillas. Ahora con la enana lo tenemos un poco más abandonado, aunque hace poco hicimos una escapada al Hayedo de Otzarreta y no estuvo mal.
En noviembre de 2012 decidimos hacer una escapada de 4 días y pusimos rumbo a la Selva de Irati, nunca había estado y me llamaba muchísimo.
Nuestra primera parada era el Larrun, queríamos subirlo con la calma y ver las vistas, sin presiones, pero las hubo. Solo se me ocurre a mí hacer un desayuno ligero ese día, que ligero, la maldita dieta que me persigue de por vida.
Miramos el tiempo y ponía que iba a estar nubladísimo y con frío, así que íbamos forrados de ropa. Empezamos a subir y a la media hora empezó a cascar un sol terrible, nos estábamos achicharrando, así que empezamos a quitarnos capas y capas. Al cabo de una hora empecé a sentirme mal, pensaba que me iba a dar una lipotimia, no sabéis que frustración era ver pasar el tren que sube el Larrun.
Miramos el tiempo y ponía que iba a estar nubladísimo y con frío, así que íbamos forrados de ropa. Empezamos a subir y a la media hora empezó a cascar un sol terrible, nos estábamos achicharrando, así que empezamos a quitarnos capas y capas. Al cabo de una hora empecé a sentirme mal, pensaba que me iba a dar una lipotimia, no sabéis que frustración era ver pasar el tren que sube el Larrun.
El maldito tren a punto de adelantarme
Había subido Urbia, Kolitza, Palomares, Ordesa, Ganekogorta y no podía subir el Larrun, me sentía presionada conmigo misma por no poder subirlo, pero mi cuerpo no daba más de sí. Así que decidimos dar media vuelta e ir a comer, lo necesitaba. Pusimos rumbo a Hondarribia y Jon tiró la casa por la ventana y decidió invitarme a comer al Restaurante Alameda. Madre de dios, no sabéis como comí ese día, os dejo el menú.
Después de tremenda jamada decidimos ir a nuestro primer destino para descansar el Hotel Rural Irigoienea en Urdax.
Era muy acogedor, la habitación era perfecta y el dueño muy amable.
Nuestra reserva consistía en 1 noche de habitación con vistas a la montaña, 1 cena de 3 platos por persona (si, cenamos después de la jamada) de productos típicos como espárragos, etc, desayuno continental y un detalle de bienvenida.
Al día siguiente nos levantamos pronto y después desayunar (en esta ocasión desayuné bien) hicimos una ruta por Urdazubi. Estábamos dado un paseo super chulo sin contratiempos.
Nuestra reserva consistía en 1 noche de habitación con vistas a la montaña, 1 cena de 3 platos por persona (si, cenamos después de la jamada) de productos típicos como espárragos, etc, desayuno continental y un detalle de bienvenida.
Al día siguiente nos levantamos pronto y después desayunar (en esta ocasión desayuné bien) hicimos una ruta por Urdazubi. Estábamos dado un paseo super chulo sin contratiempos.
Pero de repente vimos unas vacas, somos así de losers y siempre nos tiene que pasar algo. La gente pensará “si son solo unas vacas, ¿qué te van hacer?” así piensa Jon, pero perdonarme que os diga, son animales y no sé lo que está pensando ese animal que me saca 4 cuerpos, así que les tengo respeto. Total, le dije a Jon de apártarnos un poco, las vacas estaban en un prado y había una verja, pero había un hueco enorme por donde podían salir.
Pues así, en un segundo, ¡apareció una vaquilla de la nada! Y venía directa a por nosotros.
Tanto es así, que yo acabe subida a un murito que había y Jon, el hombre que no teme a las vacas ¡también!
Y ahí está la vaquilla, instantánea hecha desde el murito que nos salvó la vida.
Después del pánico, de las risas nerviosas y de que se fuera la vaquilla retomamos el camino sin parar de mirar nuestras espaldas.
Al terminar la ruta pusimos rumbo a Lantz, un pueblito de 153 cercano a Pamplona. Habíamos cogido hospedaje en Hotel Iribarnia con 2 noches con cena, desayuno y Spa, aunque el Spa no estaba en el hotel.
Fachada Hotel Iribarnia
Nuestra habitación.
Una vez instalados dimos un paseo por el pueblo y pusimos rumbo al Bosque de Orgi, un robledal situado en Lizaso (Navarra).
Bosque de Orgi
Volvimos al hotel a relajarnos, al día siguiente nos esperaba la Selva de Irati y el Spa.
Madrugamos para poder ir a la Selva de Irati queríamos pegarnos una buena pateada y fue genial.
Al terminar la ruta pusimos rumbo al Spa, el merecido premio. Nos llevamos un poco de chasco al ver que para ir al Spa teníamos que ir a Pamplona y más concretamente al lado de un centro comercial. No sé por qué, Jon y yo discutimos, seguramente una chorrada, pero entramos al Spa sin hablarnos. Y aquí viene nuestra segunda anécdota loser del día, bueno más bien la de Jon.
El Spa era http://www.spasportitaroahuarte.es y aunque la ubicación no era la mejor, he de decir que el Spa estaba genial. Al entrar y fuimos cada uno por nuestro lado, pero fuimos directos a la piscina de los chorros.
Os explico, la piscina de chorros tenía dos partes, la piscina interior, donde estaba todo el calorcito y la piscina que daba al exterior en la que podías ver el cielo y las estrellas mientras te bañabas. La piscina exterior es sin techo, es decir, que si llueve te mojas.
Os explico, la piscina de chorros tenía dos partes, la piscina interior, donde estaba todo el calorcito y la piscina que daba al exterior en la que podías ver el cielo y las estrellas mientras te bañabas. La piscina exterior es sin techo, es decir, que si llueve te mojas.
Piscina interior
Piscina exterior
Estaba sentada en el bordillo de la piscina y veía a Jon en la exterior todo enfadado, cuando de repente decide entrar y no se le ocurre otra cosa que empezar a bucear e intentar acceder a la piscina interior por unos huecos que había bajo el agua.
Por ese agujero quería pasar Jon buceando
Le vi que venía buceando y cuando intento atravesar el hueco ¡ZAS! Un chorro de agua le impulsa hacia arriba haciendo que su cara se estampara contra el cristal quedando así.
Foto de friki-net
No sabéis las carcajadas que pude dar. Estaba todo el Spa en silencio y de repente una loca empieza a reírse a grito pelado. No podía parar, era el mejor golpe que había visto en mucho tiempo.
Cuando Jon llegó a la superficie, después de haber arrastrado toda su cara contra el cristal, se pensaba que nadie le había visto, pero no, yo lo había visto todo y cuando entro a la piscina interior todo digno en plan “aquí no ha pasado nada” no pude aguantarme la risa y se empezó a descojonar. Ahí se nos olvidó todo.
Espero que os haya gustado nuestro viaje de losers, yo sigo riéndome.
Comentarios
Publicar un comentario