Paseando la bici por Amsterdam
En 2010 mi amiga Bir y yo decidimos irnos de viaje 4 días a
Amsterdam, pero no en primavera o verano, que va…en enero, con todo el frío.
Como soy la tour operadora oficial de la kuadrilla, me puse a buscar por Internet hospedaje y vuelos.
Bir vivía en Barcelona y encontró un vuelo que más o menos
llegaba a la vez que el mío, así no teníamos que esperarnos mucho.
Por aquel entonces tenía unos cupones de hotel y gracias a ellos el hospedaje nos salió más barato que lo ponía en la web.
Al llegar a Amsterdam ahí estaba Bir esperándome y pusimos rumbo al tren, tenía la Lonely Planet de Amsterdam desde el 2005, cuando decidí ir sola, pero eso es otra historia.
Por aquel entonces tenía unos cupones de hotel y gracias a ellos el hospedaje nos salió más barato que lo ponía en la web.
Al llegar a Amsterdam ahí estaba Bir esperándome y pusimos rumbo al tren, tenía la Lonely Planet de Amsterdam desde el 2005, cuando decidí ir sola, pero eso es otra historia.
Nada más llegar al tren ya empezamos a dar la nota, no
entendíamos nada, y menos mal que acabó ayudándonos un señor a sacar los
billetes porque casi nos vamos a Rotterdam.
Al llegar pusimos rumbo al hotel, estaba cerca de la estación de buses y al llegar nos encontramos con estas escaleras, ya no me acordaba de lo empinadas que eran.
Al llegar pusimos rumbo al hotel, estaba cerca de la estación de buses y al llegar nos encontramos con estas escaleras, ya no me acordaba de lo empinadas que eran.
Pueden parecer
normales, pero no lo son y subirlas sereno pasa.
Dejamos las maletas y nos fuimos a un bar a mirar la guía y
marcar una ruta para el día siguiente. Queríamos alquilar unas bicis y recorrer
la ciudad tranquilamente.
Después de unas kañas volvimos al hotel, pero justo al lado
de la puerta del hotel había un bar donde estaban cantando karaoke y había una
fiesta enorme, y ahí que nos apuntamos.
Mira que dijimos que no nos íbamos a liar…
Mira que dijimos que no nos íbamos a liar…
una
detrás de otra
Lo dicho, no nos íbamos a liar y acabamos, o por lo menos yo
subiendo a gatas las malditas escaleras, porque no había quien la subiera de
pie y menos con unas cuantas kañas encima.
Al día siguiente no madrugamos obviamente y con la calma nos
fuimos a pillar unas bicis. Había dos modelos la bici de toda la vida o la bici
sin frenos que se frenaba con los pedales. Vamos a ver, es Amsterdam,
vacaciones y lo último que quería era tener un accidente, así que optamos para
la mejor opción, las bicis de toda la vida, aunque fueran las más caras.
Si, esa soy yo, aunque
pueda parecer un esquimal.
El primer circuito que hicimos fue una ruta por los canales
occidentales.
Empezamos en la plaza Dam, Palacio Real, la casa de las
cabezas y cuando ya llevábamos un rato decidimos parar, queríamos ir al bar Van
Puffelen pero nos lo pasamos y acabamos en el Café Tertulia.
El café genial y el
muffin a medias exquisito.
Estábamos terminando el circuito y decidimos desviarnos para
ir al Mercado de las flores y acertamos.
A parte de ver el mercado que es brutal, descubrimos una
tiendita pequeña en la que vendían queso, pero sobre todo te daban a probar
absolutamente todos los quesos que tenían. Madre mía, fue nuestra parada
obligatoria todos los días que estuvimos para merendar o para lo que fuera.
¡Qué ricos estaban!
Por cierto, en cada parada que hacíamos teníamos el cuadro de candar las bicis, parecíamos que se yo… ¿dos paletas? ¡jaja!
Al día siguiente, quisimos hacer un circuito porque el parque Vondelpark pero ¿cuál fue nuestra sorpresa al llegar?
Pues eso, estaba todo helado, pero es que el suelo del
parque resbalaba la vida y la realidad es que Bir y yo somos bastante torpes y
temía por nuestra vida. Nada bueno podía salir de mezclar suelo helado, bicis y
nosotras dos.
Así que decidimos volver y hacer paradas en el Museo de Van Gogh y en la American Book Center, una librería gigante y muy original.
Así que decidimos volver y hacer paradas en el Museo de Van Gogh y en la American Book Center, una librería gigante y muy original.
Ya os podéis imaginar que sección es.
Y de ahí seguimos al Beer Temple y fue nuestro fin.
Lo sé, la foto es un horror, pero con ese frío no se podía
hacer más.
Tengo imágenes dentro del bar, pero damos tanta pena que es
mejor que no las veáis ¡jaja!. Entre el humo que había y las dos kañas que
tomamos salimos un poco perjudicadas, así que decidimos poner rumbo al hotel. Y
el panorama era este: frío, suelo helado y dos patosas en bici. Así que la
mejor opción era volver paseando la bici, no era capaz de montarme ¡jaja! Lo
recuerdo y me da la risa.
Por cierto, de camino al hotel hicimos parada en nuestra tienda de quesos a merendar.
Por cierto, de camino al hotel hicimos parada en nuestra tienda de quesos a merendar.
Después de una buena dormilona, nos despertamos y cuando voy
a abrir la ventana ¡ZAS! ¡Me cae un montonazo de nieve encima! Estaba todo
nevado, nuestro último día, todo nevado y nosotras con las bicis.
No nos quedaba otra que candar las bicis y darnos un paseo por
el barrio rojo para terminar nuestro viaje.
Hicimos el circuito tal y como lo marcaba la guía, pero
entre medias descubrimos Fantasyshop Chimera, una tienda de gnomos, hadas,
duendes, súper bonito. Parecía que estuviera en la película El Laberinto o El Cristal Oscuro.
Y de
ahí a pasear. Hicimos paradas en tiendas de ropa de segunda mano, en el
Hunter’s Bar y en el Café de Sluyswacht, situado en una casa pintoresca al
borde del canal.
De camino al hotel hicimos parada en la tienda de quesos, pero
esta vez para comprar, nos habían dado de merendar todos los días y que menos
que comprarles un par de quesos. Recuerdo que me lleve uno al pesto y los otros
no me acuerdo, pero me olía la maleta bien bien.
La vuelta fue el horror, con la nevada que había caído pensaba que no iba a llegar a Bilbo, pero mi vuelo ponía Bilbao y allí que me monte. Antes de aterrizar fue cuando me di cuenta de que no íbamos a Bilbo.
La vuelta fue el horror, con la nevada que había caído pensaba que no iba a llegar a Bilbo, pero mi vuelo ponía Bilbao y allí que me monte. Antes de aterrizar fue cuando me di cuenta de que no íbamos a Bilbo.
Oh lala y yo no la
veré
Nos desviaron a París por mal tiempo y nos tuvieron
esperando unas cuantas horas. Menos mal que siguiendo a la gente pude encontrar
la puerta de embarque, porque si es por aquel gendarme que directamente me dijo
que no me iba a ayudar no llego, asco de gente de amargada de verdad.
Total que llegue a Bilbo y me quedo con nuestra gran escapada a Amsterdam, porque fue genial. La próxima deberíamos repetir con buen tiempo.
Total que llegue a Bilbo y me quedo con nuestra gran escapada a Amsterdam, porque fue genial. La próxima deberíamos repetir con buen tiempo.
Jajajjaja ha sido uno de los viajes más divertidos Ke he hecho.
ResponderEliminarY si yo tb subí las escaleras a cuatro patas