Cumpleaños sorpresa con La mía mamma
El fin de semana ha sido de visita sorpresa y de
celebración.
La abuela se puso malita el jueves y estuvo todo el día en el hospital por una insuficiencia respiratoria. Llegaron al hospital a las 8 de la mañana y les tocaba un duro día de espera, urgencias debía de estar colapsada porque salieron a las 9 de la noche. Todo el día en el hospital, sin comer y lo peor es que la abuela es diabética y también la tuvieron allí sin comer nada, menos mal que no pasó nada más grave. Las llevaron a casa en ambulancia y ya pudieron comer y descansar, la abuela va mejorando poco a poco.
La abuela se puso malita el jueves y estuvo todo el día en el hospital por una insuficiencia respiratoria. Llegaron al hospital a las 8 de la mañana y les tocaba un duro día de espera, urgencias debía de estar colapsada porque salieron a las 9 de la noche. Todo el día en el hospital, sin comer y lo peor es que la abuela es diabética y también la tuvieron allí sin comer nada, menos mal que no pasó nada más grave. Las llevaron a casa en ambulancia y ya pudieron comer y descansar, la abuela va mejorando poco a poco.
En fin, cómo os dije en el post de su cumpleaños, mi madre
está todo el día cuidando de los demás, así que decidí que tenía que darle una
sorpresa. Cogí un autobús y me fui a ver a mi madre y a mi abuela a Madrid, de
camino reservé para comer en un restaurante con mi madre y tener un momento de relax para celebrar su cumpleaños ¡que menos!
Al día siguiente de mi llegada fuimos a casa de la abuela,
le hizo mucha ilusión verme. Estaba flojilla, pero mucho mejor, los
medicamentos la estaban haciendo efecto y es que con 95 años es normal que
tenga sustos. Estuvimos toda la mañana con ella y a la hora de comer la dejamos
tranquila para que durmiera la siesta.
Ahí aproveché para decirle a mi madre que pusiera rumbo a
donde le indicaba el GPS. Gracias a uno de los sorteos que me tocaron, el de los 50€ de
ElParking gratis, reservé una plaza de garaje al lado de restaurante. Después de
dar dos vueltas buscando el parking, lo encontramos (lo de las obras es un
horror) y nos fuimos dando un paseo por el barrio de Salamanca hacia el
restaurante.
A mi madre le encantan las alcachofas y decidí reservar en El Pimiento Verde, donde dicen que
ponen una de las mejores alcachofas de todo Madrid y madre mía qué razón
tienen. Cuando se dio cuenta de que íbamos al Pimiento Verde a comer alcachofas
le encantó y me alegré mucho, pobre, menudo susto que había tenido con la
abuela.
Pecamos de novatas, pero nos dio igual ¡estaba todo terriblemente bueno! Pedimos un entrante de alcachofas para cada una, se deshacían en la boca…
La foto no le hace
justicia a los buenísimas que estaban
Eso sí, estábamos a punto de reventar y todavía quedaban los
segundos y el postre, íbamos a salir rodando.
De segundo mi madre pidió Txipirones en su tinta, estaban de
morir.
Yo pedí Rabo de toro al vino tinto, bufff estoy salivando
solo de recordarlo.
Mi madre no pudo con todo el segundo y se lo pusieron para
llevar, por lo menos a lo que habíamos ido, que eran las alcachofas las comió
todas. Yo, por el contrario, lo comí todo, aunque ya estaba a punto de quitarme
el botón del pantalón ¡jaja!
Pero quedaba el postre, siempre hay hueco para el postre.
Pero quedaba el postre, siempre hay hueco para el postre.
Pedimos un sorbete de Lima y tarta de queso casera
y ¡sí! Era tarta de queso casera. Me da una rabia cuándo ponen que es casera y
es un trozo de chicle.
Pasamos una comida genial, parking gratis y comida
espectacular.
Foto finish ¡jaja!
Ha sido una visita fugaz, pero en un mes estamos toda la
familia de vuelta y ahí le daré más achuchones y mimos. Ya le he dicho que se
prepare que Maia es una bomba de relojería.
Por cierto, los Txipirones que sobraron se los ha comido la
abuela, ella también pudo catar la comida y le han encantado.
Si vais por Madrid recomiendo 100% El Pimiento Verde.
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